El Papa señaló que aquellos doctores de la Ley, escribas, saduceos y fariseos, que seguían a Jesús para ver si conseguían atraparlo en un error que cometiera, “eran un verdadero ejemplo de formalidad. Pero les faltaba vida”.

“Estaban, por decirlo de un modo, ‘almidonados’. Eran rígidos. Y Jesús conocía sus almas. Esto nos escandaliza porque ellos se escandalizaban de las cosas que hacía Jesús cuando perdonaba los pecados, cuando curaba en sábado. Se rasgaban los vestidos y decía: ‘¡Oh, qué escándalo! Ese no es de Dios porque hace eso’”.

“No les importaba la gente, sólo les importaba la Ley, los preceptos”.

Durante una discusión con uno de esos fariseos, Jesús recibe la invitación a comer en su casa. Como narra el Evangelio del día, el fariseo “quedó admirado” al ver que Jesús omitía las abluciones prescritas por la Ley judía para antes de comer.

La respuesta de Jesús fue demoledora: “Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad”.

“No son palabras bonitas, ¿verdad?”, destacó el Papa. “Jesús hablaba claro, no era hipócrita. Hablaba claro y dice: ‘¿Por qué miráis al exterior? Mirad lo que hay dentro’”.

En otra ocasión “dice a los fariseos: ‘Sois sepulcros blanqueados?’. Un buen cumplido, ¿no?”, señaló Francisco con ironía. “Por fuera, todo bonito, todo perfecto. Pero por dentro hay plenitud de podredumbre, de codicia, de maldad”.

“Jesús distingue la apariencia de la realidad interna”, afirmó el Pontífice. En cambio, “aquellas otras personas eran los ‘doctores de las apariencias’: siempre perfectos. Pero, ¿dentro qué tienen?”.

Este fragmento del Evangelio sirvió al Papa para advertir a los cristianos de hoy que estén “atentos ante los rígidos. Estad atentos frente a los cristianos, ya sean laicos, sacerdotes u obispos, que se presenten como ‘perfectos’, rígidos. Estad atentos porque el Espíritu de Dios no está en ellos. Les falta el espíritu de libertad”. Por último, también invitó también a “permanecer atentos con nosotros mismos”.

 

Evangelio 

Lucas 11:37-41
Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa.
Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer.
Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad.
¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?
Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros.

 

¡VIVA CRISTO REY!

¡Y SU AMOR SEA NUESTRA LEY!

 

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