El Papa Francisco explicó que el encuentro con Jesús será la herencia de los cristianos, el motivo de la esperanza cristiana.

El Papa Francisco dedicó su homilía a reflexionar sobre la esperanza, y la describió con la imagen de una mujer embarazada que espera alegre el encuentro con su hijo que va a nacer, y todos los días pone sus manos sobre la barriga para acariciar al niño. De la misma manera, el cristiano vive la esperanza del encuentro con Jesús.

Al hablar de esperanza, el Papa explicó que “se me viene a la cabeza esa imagen de la mujer embarazada, la mujer que espera a un niño, que va al médico que le hace ver la ecografía y ¡está alegre. Todos los días se toca la barriga para acariciar a ese niño. Está a la espera del niño, vive esperando a ese hijo”.

Esa imagen “puede ayudarnos a comprender qué es la esperanza: vivir para el encuentro. Esa mujer imagina cómo serán los ojos del hijo, cómo será su sonrisa, si será rubio o moreno. Imagina el encuentro con el hijo”.

El Papa explicó que fe, esperanza y caridad son un mismo regalo. Al mismo tiempo, puso el acento en que tanto la fe como la caridad son fáciles de comprender, “pero la esperanza, ¿qué es?”, preguntó.

“Vivir en esperanza es caminar hacia un premio, hacia la felicidad que no tenemos aquí pero que la tendremos allí, en el cielo. Es una virtud difícil de entender. Es una virtud humilde, muy humilde. Es una virtud que nunca decepciona: si tú esperas, nunca serás decepcionado. Nunca, nunca”.

La esperanza “también es una virtud concreta”, señaló. Pero, “¿cómo puede ser concreta si yo no conozco el cielo o aquello que me espera?”, planteó el Santo Padre.

“Esa herencia nuestra que es la esperanza hacia algo…, es un encuentro. Jesús siempre subraya esta parte de la esperanza, ese mantenerse en espera…, encontrar”.

El Papa regresó a la imagen de la madre embarazada que imagina al hijo que va a nacer: “¿Espero así, de esa forma concreta, o espero un poco gnósticamente? La esperanza es concreta, es de todos los días porque es un encuentro. Y cada vez que encontramos a Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria, damos un paso hacia ese encuentro definitivo”.

Se trata de “la sabiduría de saber disfrutar de los pequeños encuentros de la vida con Jesús, preparando ese encuentro definitivo”, concluyó el Papa.

 

Lucas 12:35-38
«Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,
y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.
Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.
Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!

 

¡VIVA CRISTO REY! 

¡Y SU AMOR SEA NUESTRA LEY!

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