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Unidos en un mismo interés por la creación de Dios y reconociendo la tierra como un bien a compartir, invitamos fervientemente a todas las personas de buena voluntad a que  dediquen un tiempo de oración por el medio ambiente. Con este motivo, queremos dar las gracias al Creador amoroso por el gran don de la creación y comprometernos en su cuidado y preservación por el bien de las generaciones futuras. Después de todo, sabemos que nuestro trabajo es en vano si el Señor no está a nuestro lado, si la oración no está en el centro de nuestra reflexión y celebración. En efecto, un objetivo de nuestra oración es cambiar el modo en que percibimos el mundo para modificar la manera de cómo nos relacionamos con él. El objetivo de nuestro compromiso es el de empeñarnos en alcanzar una mayor simplicidad y solidaridad en nuestras vidas.

Hacemos un llamamiento urgente a quienes ocupan puestos de responsabilidad social y económica, así como política y cultural, para que escuchen el grito de la tierra y atiendan las necesidades de los marginados, pero sobre todo para que respondan a la súplica de millones de personas y apoyen el consenso del mundo por el cuidado de la creación herida. Estamos convencidos de que no puede haber una solución sincera y duradera al desafío de la crisis ecológica y del cambio climático si no se da una respuesta concordada y colectiva, si la responsabilidad no es compartida y responsable, si no damos prioridad a la solidaridad y al servicio.

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