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En un mensaje de video enviado a los participantes en el VII World Government Summit, que se está desarrollando en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, del 10 al 12 de febrero, el Papa Francisco invitó a los líderes políticos y económicos a trabajar en favor del bien común, porque “el bien, si no es común, no es bien”.

En el mensaje, el Santo Padre hizo referencia a su reciente viaje a los Emiratos Árabes Unidos. Señaló que “llevo en el corazón la visita que hace poco he realizado a los Emiratos Árabes Unidos y la calurosa acogida con la que se me ha recibido”.

“He encontrado un país moderno que mira al futuro sin olvidar sus raíces. Un país donde se trata de transformar en hechos e iniciativas concretas las palabras tolerancia, fraternidad, respeto recíproco y libertad”.

Explicó que “he visto que también en el desierto las flores germinan y crecen. Y he regresado a casa con la esperanza de que tantos desiertos del mundo puedan florecer. Lo creo posible, pero solo si crecemos juntos, uno al lado del otro, con apertura y respeto, disponibles a hacerse cargo de los problemas de todos, que también en la aldea global son problemas de cada uno”.

“Pienso en vosotros y en vuestro compromiso en estos días, en los cuales afrontaréis temas fundamentales, entre los cuales están los desafíos de la política, el desarrollo de la economía, la protección del medio ambiente, el empleo de las tecnologías”.

Afirmó que “deseo que la pregunta a la base de las reflexiones no sea cuáles son las mejores oportunidades para explotar, sino, qué tipo de mundo queremos construir juntos”.

“Esa es una pregunta que nos lleva a trabajar pensando en los pueblos y en las personas más que en los capitales y en los intereses económicos: una pregunta que no mira al mañana inmediato, sino al futuro, a la responsabilidad que tenemos: transmitir este mundo a quien vendrá después de nosotros, protegiéndolo de la degradación ambienta y, primero de todo, moral”.

En realidad, “no se puede hablar de desarrollo sostenible sin solidaridad. Incluso podemos decir que el bien, si no es común, no es verdaderamente bien. Tal vez nunca antes como ahora el pensar y el actuar exigen verdadero diálogo con los demás, porque sin el otro no hay futuro para mí”.

Por lo tanto, concluyó el Pontífice, “deseo que, en vuestra actividad, no os olvidéis de los rostros de las personas, de advertir el grito de los pueblos y de los pobres, de reflexionar sobre las preguntas de los más pequeños”.

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